Santiago de Cali, la sede del CIER-SUR, acoge a los profesores procedentes de ocho departamentos de Colombia

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Es conocida como la ‘sucursal del cielo’, además de ser la capital deportiva de América y de la salsa, Santiago de Cali o simplemente Cali, es una de las ciudades más importantes de Colombia, tanto por su desarrollo industrial como cultural y sede del CIER de la región sur. Cali se ha convertido en referente permanente para los habitantes del occidente del país, pues muchas personas se desplazan a la ciudad en busca de mejores oportunidades económicas y educativas. Hablar de la ciudad es hablar de civismo, de amabilidad, de la brisa que baja de los Farallones a eso de las 5:47 de la tarde, de Andrés Caicedo y sus angelitos empantanados, de Siloé y sus callecitas y por supuesto del sueño atravesado por un río que tuvo a sus veinte años el poeta Eduardo Carranza. Conversamos con algunos de los profesores, que no conocían Cali, y nos contaron sobre la percepción de la ciudad, ya que la visitaban por primera vez, con ocasión de asistir a las jornadas de capacitación del CREA-TIC.

Maribel Henao Aguilar: “Yo no conocía Cali, la ciudad me ha parecido muy bonita, sobre todo me interesó muchísimo los árboles, a pesar de ser ciudad, uno creería que no encuentra vegetación por ningún lado y me he llevado una gran sorpresa porque hay mucha vegetación, mucha zona verde y eso me pareció muy interesante, sobre todo un árbol que tiene la sede de la Universidad, que me ha parecido muy interesante. Ya le he tomado fotos, he preguntado ese fruto que tiene para qué es”. Se trata del árbol conocido popularmente por los nombres de taparón, olla de mono o bala de cañón, su nombre científico es el Couroupita guianensis, especie de árbol siempreverde, nativo del norte tropical de Sudamérica, Centroamérica y el sur caribeño y que en nuestra ciudad crece en las grandes avenidas. En una época se creyó que si a alguien le caía una flor de este árbol, se convertía en millonario, por lo tanto fue común ver a muchos caleños debajo del árbol esperando el milagro de la flor en su cabeza, aunque para algunos en vano pues lo que les caía era su fruto, mucho más pesado que su flor.

Maribel Henao (en primer plano) de Fresno -Tolima.

Nelson Serafín. “Es la primera vez que vengo a Cali y es un sueño cumplido. Le he dicho a varios compañeros, de las ciudades de Colombia, siempre había soñado con conocer Cali. La gente es muy amable, el clima muy sabroso. Por lo intenso del curso no he tenido la oportunidad de visitarla, ni trasladarme a otro lugar, pero mi intención es, en cualquier momentico, hacer el recorrido, conocerla y tomar las fotos del recuerdo”.

Nelson Serafín Cahuache I. E. Sagrado Corazón de Jesús, Leticia (Amazonas).

Mireya Beatriz Ortiz Delgado. “No conocía Cali, me ha parecido muy bonita y muy organizada, en cuanto al transporte. Prácticamente he recorrido la ciudad de norte a sur porque estoy alojada en la zona norte, en la zona industrial, he estado por ahí cerca del centro. He visitado la oferta comercial y en las librerías la sección de libros para niños me ha parecido fascinante”.

Mireya Beatriz Ortiz.

Ingrid Lorena Montero. Procedente de Neiva. Trabaja en el municipio de Algeciras, Huila. “No conocía Cali pero me llevo los mejores recuerdos de esta ciudad y con muchas ganas de volver. Nos estamos alojando en el sector del sur y hemos tenido contacto más que todo con la señora que nos está hospedando, muy buena gente, tienen un sentido hospitalario parecido al de nosotros los huilenses, pues acogemos mucho a las personas que son de afuera. Cali es una ciudad supremamente desarrollada en muchas aspectos, marca la pauta en educación, en industrialización, en comercio, son muy organizados. La gente de Cali es calurosa, hospitalaria y servicial”.

Ingrid Lorena Montero (centro) con sus compañeras Piedad Cristina Farfán y Ana Mercedes Silva.

Piedad Cristina Farfán. “No conocía Cali y me ha parecido espectacular. Me ha llamado mucho la atención la calidad de las personas, desde el taxista hasta la persona a la que uno le pregunta algo en la calle, están dispuestos a ayudarle y colaborarle. Anda uno tranquilo, al menos en el sector en el que yo estoy. Lo otro que me ha gustado muchísimo y me ha impactado es la calidad de las vías, las calles son muy bien cuidadas, los parques. La imagen que me llevo de Cali -y es grande, no me la imaginaba así- es muy comercial, es muy novedosa y vive en constante superación, me llevo una muy bonita imagen de los caleños”.

Piedad Cristina Farfán de Palermo-Huila.

Mónica Perdomo Orozco. De la I.E. San Juan Bosco del municipio de Palermo, Huila. “Es la primera vez que vengo a Cali. La he conocido, me ha parecido una ciudad muy organizada, con vías amplias, un servicio de transporte masivo bueno, aunque me dicen que es complicado pero a mí me ha parecido bueno. Me llevo una buena visión de Cali, muy organizada y las calles son muy bonitas. La gente es muy amable, no es nada desconfiada a pesar de que es una ciudad bastante grande. He conocido el centro, La Ermita y también el malecón al pie del río, sobre la Avenida Colombia, los Gatos de Tejada, conocimos el oeste y allí visitamos el zoológico”. Y sobre la Universidad del Valle la sede del CIER-SUR, comenta: “La Universidad es una zona muy extensa. Uno siempre la compara con la universidad que tiene en Neiva y ésta es muy grande, tiene muchas carreras que yo no conocía y creo que el gobierno nacional la ha mencionado entre las tres instituciones más grandes en cuanto a calidad educativa y está bien posicionada”.

Mónica Perdomo de Palermo-Huila.

Jorge Leonardo Cenón Ortega, de Isnos Huila de la Inspección de Saltos de Bordones, pertenece al anillo turístico del sur del Huila entre San Agustín e Isnos, Obando y el Salto de Bordones. “Es la primera vez que vengo, en mis sueños y en mis ilusiones me decía ‘Para Cali vita’. Uno llega acá por primera vez y lo primero que le impacta es la magnitud de la ciudad, uno no la puede dimensionar todavía. La gente es muy amable, he tenido la oportunidad de compartir en el carro cuando venía para la universidad con una caleña y son muy sinceros, le dicen a uno las cosas de su ciudad, le dicen a uno a qué sitios no vaya, en qué sitios no puede estar, ustedes saben que tienen una parte de la ciudad que es negativa, por lo menos al que viene de otra parte le dicen a tal parte no vaya porque eso puede ser peligroso, si uno llega por primera vez confía en lo que ustedes le dicen”.

Jorge Leonardo Cenón Ortega (en primer plano) de Isnos-Huila.